Pies bien enraizados a la tierra, las manos preparadas para atacar y la mirada fija en el objetivo constituyen el segundo paso que da el Vīrabhadrā (segundo guerrero).
¿CUANDO PRACTICARLA?
Cuando quieras sentir tu centro y al mismo tiempo tu templanza, atención y energía. Usualmente se practica junto con otras posturas de pie.
¿CÓMO EJECUTAR A LA POSTURA?
Inicia en tāḍāsana (postura de la montaña), de ahí lleva la pierna derecha hacia atrás, luego gira el pie derecho hacia afuera, que el borde interno del pie de atrás forme una sola línea que se conecte con el talón del pie que esta posicionado al frente.
Manteniendo la pierna izquierda bien estirada, flexiona la rodilla derecha hasta lograr que quede en línea con la espinilla y el tobillo, formando un ángulo de 90°.
Los brazos se extienden lateralmente en línea con los hombros, las palmas de las manos apuntan al suelo.
El torso permanece en perpendicular y la cabeza puede girar en dirección al brazo que permanece extendido hacia adelante.
Luego de sostener el āsana durante varias respiraciones, vuelve con control a tāḍāsana y repite del lado izquierdo.
Otra forma de armar dve vīrabhadrāsana es desde ekam vīrabhadrāsana o primer guerrero, pero esta vez abriendo las caderas para que apunten hacia una cara frontal (derecha o izquierda) y extendiendo los brazos en línea horizontal.
¿QUÉ HACER DENTRO DE LA POSTURA?
Sostén la rodilla de la pierna de adelante estableciendo un ángulo de 90 grados, (rodilla encima de tobillo y espinilla vertical), evitando que el muslo se cierre al frente.
Mantén firme el apoyo del pie de atrás, evitando que se caiga el arco interno y, al mismo tiempo, estira toda la pierna.
Alarga de modo uniforme todo el torso y ,mantén la coronilla apuntando al cielo.
Estira ampliamente los dos brazos en línea horizontal al piso, permite que los hombros desciendan, permitiendo que se ve libre y estilizado todo tu cuello.
Sostén la postura de 10 a 15 segundos o las respiraciones que tu cuerpo permita.
BENEFICIOS
Promueve la flexibilidad de la cadera y fortalece las piernas.
Mejora la capacidad respiratoria al extender con amplitud la zona del tórax.
Ayuda a mejorar la digestión al estirar todos los órganos de la zona abdominal.
Se elimina el cansancio y la rigidez de la espalda.
Se promueve mayor circulación en el sistema linfático.
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